martes, 16 de marzo de 2021

BLOQUE 2: TEXTOS FOLCLÓRICOS. SELECCIÓN Y ADAPTACIÓN.

 INTRODUCCIÓN

La tradición cultural o folclore, hace referencia a diferentes aspectos de la cultura popular.

Las tres características fundamentales del folclore son: el anonimato (ya que un texto tiene tantos autores como personas lo han narrado a lo largo de los siglos hasta el momento en que alguien lo fijó a través de la escritura), la oralidad y la multiplicidad de variantes (debida a la transmisión vertical, pero sobre todo a la transmisión horizontal y a la adaptación de los textos a las culturas que los acogieron).

La historia de la humanidad se ha construido, en parte, gracias a la transmisión oral, y con el tiempo, esta transmisión oral, ha pasado a formar parte de la historia escrita. La tradición oral es la historia de un pueblo, de una sociedad que avanza a la vez que con ella se moldean sus historias, sus vivencias, sus tradiciones.

Los textos folclóricos en verso, con la excepción de las nanas, que tienen en su origen la función de exorcizar el mal de la cuna de los bebés, de los romances, heroicos y ensalzatorios, y de algunos cantos rituales, se han relacionado siempre con el juego y están íntimamente relacionados con la música y el movimiento corporal.

Los cuentos folclóricos no pueden considerarse literatura para niños originariamente, sino literatura “de grupo” o “de familia”. Algunos textos tenían una función religiosa o mágica y correspondía su trasmisión al “hombre santo” (druidas, chamanes, hechiceros, sacerdotes...); otros, tenían función iniciática y ponían al adolescente en contacto con sus tradiciones y las normas de su grupo; muchos, poseían un función didáctica sobre el medio físico y social y, en ocasiones, moralizante; no podemos olvidar, por supuesto, la función primordial de estas manifestaciones literarias, la lúdica que subyace al hecho mismo de la narración en grupo y a las reuniones “al calor de la lumbre” al caer la noche para recordar realidades que se narraban como cuentos y cuentos que se narraban como verdades.

 

FOLCLORE LITERARIO EN EL AULA

La incorporación de la literatura oral tradicional a la escuela supone hacer que el niño viva la palabra que ha perdurado durante generaciones, llenarlo de la afectividad de la comunicación de tú a tú e incorporarlo a su cultura o a otras culturas ancestrales. El cuento folclórico es la herencia que se ha elaborado y transmitido de forma horizontal, el contacto con los personajes mágicos que llenaron de emociones el pasado y siguen llenando las mentes infantiles de todos los tiempos. Según Jung, “nuestro nacimiento se produce en el seno de un inconsciente colectivo, creador de imágenes hereditarias” y no se debe negar al niño la posibilidad de aprehenderlas.

Por todo ello, se hace imprescindible que este tipo de literatura conserve su oralidad.


TEXTO FOLCLÓRICO – EL PÁJARO DE ORO

En tiempos remotos vivía un rey cuyo palacio estaba rodeado de un hermoso parque, donde crecía un árbol que daba manzanas de oro. A medida que maduraban, las contaban; pero una mañana faltó una. Diose parte del suceso al Rey, y él ordenó que todas las noches se montase guardia al pie del árbol. Tenía el Rey tres hijos, y al oscurecer envió al mayor de centinela al jardín. A la medianoche, el príncipe no pudo resistir el sueño, y a la mañana siguiente faltaba otra manzana. A la otra noche hubo de velar el hijo segundo; pero el resultado fue el mismo: al dar las doce se quedó dormido, y por la mañana faltaba una manzana más. Llegó el turno de guardia al hijo tercero; éste estaba dispuesto a ir, pero el Rey no confiaba mucho en él, y pensaba que no tendría más éxito que sus hermanos; de todos modos, al final se avino a que se encargara de la guardia. Instalóse el jovenzuelo bajo el árbol, con los ojos bien abiertos, y decidido a que no lo venciese el sueño. Al dar las doce oyó un rumor en el aire y, al resplandor de la luna, vio acercarse volando un pájaro cuyo plumaje brillaba como un ascua de oro. El ave se posó en el árbol, y tan pronto como cogió una manzana, el joven príncipe le disparó una flecha. El pájaro puso aún escapar, pero la saeta lo había rozado y cayó al suelo una pluma de oro. Recogióla el mozo, y a la mañana la entregó al Rey, contándole lo ocurrido durante la noche. Convocó el Rey su Consejo, y los cortesanos declararon unánimemente que una pluma como aquella valía tanto como todo el reino.

- Si tan preciosa es esta pluma -dijo el Rey-, no me basta con ella; quiero tener el pájaro entero.

El hijo mayor se puso en camino; se tenía por listo, y no dudaba que encontraría al pájaro de oro. Había andado un cierto trecho, cuando vio en la linde de un bosque una zorra y, descolgándose la escopeta, dispúsose al disparar contra ella. Pero la zorra lo detuvo, exclamando: - No me mates, y, en cambio, te daré un buen consejo. Sé que vas en busca del pájaro de oro y que esta noche llegarás a un pueblo donde hay dos posadas frente a frente. Una de ellas está profusamente iluminada, y en su interior hay gran jolgorio; pero guárdate de entrar en ella; ve a la otra, aunque sea poco atrayente su aspecto.

"¡Cómo puede darme un consejo este necio animal!," pensó el príncipe, oprimiendo el gatillo; pero erró la puntería, y la zorra se adentró rápidamente en el bosque con el rabo tieso. Siguió el joven su camino, y al anochecer llegó al pueblo de las dos posadas, en una de las cuales todo era canto y baile, mientras la otra ofrecía un aspecto mísero y triste. "Tonto sería -díjose- si me hospedase en ese tabernucho destartalado en vez de hacerlo en esta hermosa fonda." Así, entró en la posada alegre, y en ella se entregó al jolgorio olvidándose del pájaro, de su padre y de todas las buenas enseñanzas que había recibido. Transcurrido un tiempo sin que regresara el hijo mayor, púsose el segundo en camino, en busca del pájaro de oro. Como su hermano, también él topó con la zorra, la cual diole el mismo consejo, sin que tampoco él lo atendiera. Llegó a las dos posadas, y su hermano, que estaba asomado a la ventana de la alegre, lo llamó e invitó a entrar. No supo resistir el mozo, y, pasando al interior, entregóse a los placeres y diversiones.

Al cabo de mucho tiempo, el hijo menor del Rey quiso salir, a su vez, a probar suerte; pero el padre resistía.

- Es inútil -dijo-. Éste encontrará el pájaro de oro menos aún que sus hermanos; y si le ocurre una desgracia, no sabrá salir de apuros; es el menos despabilado de los tres.

No obstante, como el joven no le dejaba en paz, dio al fin su consentimiento. A la orilla del bosque encontróse también con la zorra, la cual le pidió que le perdonase la vida, y le dio su buen consejo. El joven, que era de buen corazón, dijo: - Nada temas, zorrita; no te haré ningún daño.

- No lo lamentarás - respondióle la zorra-. Y para que puedas avanzar más rápidamente, súbete en mi rabo.

No bien se hubo montado en él, echó la zorra a correr a campo traviesa, con tal rapidez que los cabellos silbaban al viento. Al llegar al pueblo desmontó el muchacho y, siguiendo el buen consejo de la zorra, hospedóse, sin titubeos, en la posada humilde, donde pasó una noche tranquila. A la mañana siguiente, en cuento salió al campo esperábalo ya la zorra, que le dijo:

- Ahora te diré lo que debes hacer. Sigue siempre en línea recta; al fin, llegarás a un palacio, delante del cual habrá un gran número de soldados tumbados; pero no te preocupes, pues estarán durmiendo y roncando; pasa por en medio de ellos, entra en el palacio y recorre todos los aposentos, hasta que llegues a uno más pequeño, en el que hay un pájaro de oro encerrado en una jaula de madera. Al lado verás otra jaula de oro, bellísima pero vacía, pues sólo está como adorno: guárdate muy mucho de cambiar el pájaro de la jaula ordinaria a la lujosa, pues lo pasarías mal.

Pronunciadas estas palabras, la zorra volvió a extender la cola, y el príncipe montó en ella. Y otra vez empezó la carrera a campo traviesa, mientras los cabellos silbaban al viento. Al bajar frente al palacio, lo encontró todo tal y como le predijera la zorra. Entró el príncipe en el aposento donde se hallaba el pájaro de oro en su jaula de madera, al lado de la cual había otra dorad; y en el suelo vio las tres manzanas de su jardín. Pensó el joven que era lástima que un ave tan bella hubiese de alojarse en una jaula tan fea, por lo que, abriendo la puerta, cogió el animal y lo pasó a la otra. En aquel mismo momento el pájaro dejó oír un agudo grito; despertáronse los soldados y, prendiendo al muchacho, lo encerraron en un calabozo. A la mañana siguiente lo llevaron ante un tribunal, y, como confesó su intento, fue condenado a muerte. El Rey, empero, le ofreció perdonarle la vida a condición de que le trajese el caballo de oro, que era más veloz que el viento. Si lo hacía, le daría además, en premio, el pájaro de oro.

Púsose el príncipe en camino, suspirando tristemente; pues, ¿dónde iba a encontrar el caballo de oro? De pronto vio parada en el camino a su anitgua amiga, la zorra.

- ¡Ves! -le dijo-. Esto te ha ocurrido por no hacerme caso. Pero no te desanimes; yo me preocupo por ti y te diré cómo puedes llegar al caballo de oro. Marcha siempre de frente, y llegarás a un palacio en cuyas cuadras está el animal. Delante de las cuadras estarán tendidos los caballerizos, durmiendo y roncando, y podrás sacar tranquilamente el caballo. Pero una cosa debo advertirte: ponle la silla mala de madera y cuero, y no la de oro que verás colgada a su lado; de otro modo, lo pasarás mal.

Y estirando la zorra el rabo, montó el príncipe en él y emprendieron la carrera a campo traviesa, con tanta velocidad, que los cabellos silbaban al viento. Todo ocurrió como la zorra había predicho; el muchacho llegó al establo donde se encontraba el caballo de oro. Pero al ir a ponerle la silla mala, pensó: "Es una vergüenza para un caballo tan hermoso el no ponerle la silla que le corresponde." Mas apenas la de oro hubo tocado al animal, éste empezó a relinchar ruidosamente. Despertaron los mozos de cuadra, prendieron al joven príncipe y lo metieron en el calabozo. A la mañana siguiente, un tribunal le condenó a muerte; pero el Rey le prometió la vida y el caballo de oro si era capaz de traerle a la bellísima princesa del Castillo de Oro.

Se puso en ruta el joven muy acongojado, y, por fortuna suya, no tardó en salirle al paso la fiel zorra.

- Debería abandonarte a tu desgracia -le dijo el animal- pero me das lástima y te ayudaré una vez más. Este camino lleva directamente al Castillo de Oro. Llegarás a él al atardecer, y por la noche, cuando todo este tranquilo y silencioso, la hermosa princesa se dirigirá a la casa de los baños. Cuando entre, te lanzas sobre ella y le das un beso; ella te seguirá y podrás llevártela; pero, ¡guárdate de permitirle que se despida de sus padres, pues de otro modo lo pasarás mal!

Estiró la zorra el rabo, montóse el hijo del Rey, y otra vez a todo correr a campo traviesa, mientras los cabellos silbaban al viento.

Al llegar al Castillo de Oro, todo ocurrió como predijera la zorra. Esperó el príncipe hasta medianoche, y cuando todo el mundo dormía y la bella princesa se dirigió a los baños, avanzando él de improviso, le dio un beso. Díjole ella que se marcharía muy a gusto con él, pero le suplicó con lágrimas que le permitiese antes despedirse de sus padres. Al principio, el príncipe resistió a sus ruegos; pero al ver que la muchacha seguía llorando y se arrodillaba a sus pies, acabó por ceder. Apenar hubo tocado la princesa el lecho de su padre, despertóse éste y todas las gentes del castillo; prendieron al doncel y lo encarcelaron.

A la mañana siguiente le dijo el Rey: - Te has jugado la vida y la has perdido, sin embargo, te haré gracia de ella, si arrasas la montaña que se levanta delante de mis ventanas y me quita la vista -, y esto debes realizarlo en el espacio de ocho días. Si lo logras, recibirás en premio la mano de mi hija.

El príncipe se puso a manejar el pico y la pala sin descanso; pero cuando, transcurridos siete días, vio lo poco que había conseguido y que todo su esfuerzo ni siquiera se notaba, cayó en un gran abatimiento, con toda la esperanza perdida. Pero al anochecer del día séptimo se presentó la zorra y le dijo: - No mereces que me preocupe por ti; pero vete a dormir; yo haré el trabajo en tu lugar.

A la mañana, al despertar el mozo y asomarse a la ventana, la montaña había desaparecido. Corrió rebosante de gozo a presencia del Rey, y le dio cuenta de que su condición quedaba satisfecha, por lo que el Monarca, quieras que no, hubo de cumplir su palabra y entregarle a su hija. 

Marcháronse los dos, y al poco rato se les acercó la zorra: - Tienes lo mejor, es cierto; pero a la doncella del Castillo de Oro le pertenece también el caballo de oro.

- ¿Y cómo podré ganármelo? -preguntó el joven.

- Voy a decírtelo. Ante todo, lleva a la hermosa doncella al Rey que te envió al Castillo de Oro. Se pondrá loco de alegría y te dará gustoso el caballo de oro. Tu lo montas sin dilación y alargas la mano a cada uno para estrechársela en despedida, dejando para último lugar a la princesa. Entonces la subes de un tirón a la grupa y te lanzas al galope; nadie podrá alcanzarte, pues el caballo es más veloz que el viento.

Todo sucedió así puntual y felizmente, y el príncipe se alejó con la bella princesa, montados ambos en el caballo de oro. La zorra no se quedó rezagada, y dijo al doncel:

- Ahora voy a ayudarte a conquistar el pájaro de oro. Cuando te encuentres en las cercanías del palacio donde mora el ave, haz que la princesa se apee; yo la guardaré. Tú te presentas en el patio del palacio con el caballo de oro; al verlo, habrá gran alegría, y te entregarán el pájaro. Cuando tengas la jaula en la mano, galoparás hacia donde estamos nosotras para recoger a la princesa. 

Conseguido también esto y disponiéndose el príncipe a regresar a casa con sus tesoros, díjole la zorra: -Ahora debes recompensar mis servicios.

- ¿Qué recompensa deseas? -preguntó el joven.

- Cuando lleguemos al bosque, mátame de un tiro y córtame la cabeza y las patas.

- ¡Bonita prueba de gratitud sería ésta! -exclamó el mozo-; esto no puedo hacerlo.

A lo que replicó la zorra: - Si te niegas, no tengo más remedio que dejarte; pero antes voy a darte aún otro buen consejo. Guárdate de dos cosas: de comprar carne de horca y de sentarte al borde de un pozo. - Y, dichas estas palabras, se adentró en el bosque.

Pensó el muchacho: "¡Qué raro es este animal, y vaya ocurrencias las suyas! ¡Quién comprará carne de horca! Y en cuanto al capricho de sentarme al borde de un pozo, jamás me ha pasado por las mientes."

Continúo su camino con la bella princesa y hubo de pasar por el pueblo donde se habían quedado sus hermanos. Notó en él gran revuelo y alboroto, y, al preguntar la causa, contestáronle que iban a ahorcar a dos individuos. Al acercarse vio que eran sus hermanos, los cuales habían cometido toda clase de tropelías y derrochado su hacienda. Preguntó él si no podría rescatarlos.

- Si queréis pagar por ellos -replicáronle-. Mas, ¿por qué emplear vuestro dinero en libertar a dos criminales?

Pero él, sin atender a razones, los rescató, y todos juntos tomaron el camino de su casa.

Al llegar al bosque donde por primera vez se encontraron con la zorra, como quiera que en él era la temperatura fresca y agradable, y fuera caía un sol achicharrante, dijeron los hermanos: -Vamos a descansar un poco junto al pozo; comeremos un bocado y beberemos un trago.

Avínose el menor y, olvidándose, con la animación de la charla, de la recomendación de la zorra, sentóse al borde del pozo sin pensar nada malo. Pero los dos hermanos le dieron un empujón y lo echaron al fondo; seguidamente se pusieron en camino, llevándose a la princesa, el caballo y el pájaro. Al llegar a casa, dijeron al Rey, su padre: - No solamente traemos el pájaro de oro, sino también el caballo de oro y la princesa del Castillo de Oro.

Hubo grandes fiestas y regocijos y todo el mundo estaba muy contento, aparte el caballo, que se negaba a comer; el pájaro, que no quería cantar, y la princesa, que permanecía retraída y llorosa.

El hermano menor no había muerto, sin embargo. Afortunadamente el pozo estaba seco, y él fue a caer sobre un lecho de musgo, sin sufrir daño alguno; sólo que no podía salir de su prisión. Tampoco en aquel apuro lo abandonó su fiel zorra, la cual, acudiendo a toda prisa, le riñó por no haber seguido sus consejos.

- A pesar de todo, no puedo abandonarte a tu suerte -dijo-; te sacaré otra vez de este apuro. - Indicóle que se cogiese a su rabo, agarrándose fuertemente, y luego tiró hacia arriba-. Todavía no estás fuera de peligro -le dijo-, pues tus hermanos no están seguros de tu muerte, y han apostado guardianes en el bosque con orden de matarte si te dejas ver.

El joven trocó sus vestidos por los de un pobre viejo que encontró en el camino, y de esta manera pudo llegar al palacio del Rey, su padre. Nadie lo reconoció; pero el pájaro se puso a cantar, y el caballo a comer, mientras se secaban las lágrimas de los ojos de la princesa. Admirado, preguntó el Rey: -¿Qué significa esto?

Y respondió la doncella: - No lo sé, pero me sentía muy triste y ahora muy alegre. Me parece como si hubiera llegado mi legítimo esposo. - Y le contó todo lo que había sucedido, a pesar de las amenazas de muerte que le habían hecho los dos hermanos, si los descubría. El Rey convocó a todos los que se hallaban en el palacio, y, así, compareció también su hijo menor, vestido de harapos como un pordiosero; pero la princesa lo reconoció en seguida y se le arrojó al cuello. Los perversos hermanos fueron detenidos y ajusticiados, y él se casó con la princesa y fue el heredero del Rey.

Pero, ¿y qué fue de la zorra? Lo vais a saber. Algún tiempo después, el príncipe volvió al bosque y se encontró con la zorra, la cual le dijo: -Tienes ya todo cuanto pudiste ambicionar; en cambio, mi desgracia no tiene fin, a pesar de que está en tus manos salvarme.

Y nuevamente le suplicó que la matase de un tiro y le cortase la cabeza y las patas. Hízolo así el príncipe, y en el mismo instante se transformó la zorra en un hombre, que no era otro sino el hermano de la bella princesa, el cual, de este modo, quedó libre del hechizo que sobre él pesaba. Y ya anda faltó a la felicidad de todos, mientras vivieron.




RESUMEN DEL TEXTO

Un rey tiene un manzano de oro, y un día comienzan a robarle las manzanas por la noche. El rey pide a sus hijos que vigilen, y aunque los dos primeros caen dormidos, el más joven permanece despierto y ve que el ladrón es un pájaro dorado. Trata de dispararle pero no lo logra y con la flecha alcanza a arrancarle una pluma de oro.

La pluma es tan valiosa que el rey decide que debe apropiarse del pájaro de oro. Envía a sus tres hijos, uno tras otro, para capturar a la criatura. Cada uno de los hijos se encuentra a un zorro parlante, que les da un consejo para su búsqueda: elegir una mala posada mejor que una feliz y brillante. Los dos hijos que parten en primer lugar ignoran el consejo y cuando llegan a la posada agradable, abandonan la misión.

El tercer hijo obedece a la zorra, y sigue al pájaro hasta un castillo dorado que resulta ser su morada. La zorra aconseja al príncipe que atrape al pájaro en una jaula de madera del castillo donde vive, en lugar de ponerlo en una jaula dorada. Sin embargo, el joven desoye el consejo, y el pájaro de oro despierta a la gente del castillo, por lo que el muchacho finalmente es capturado. Después es enviado tras un caballo de oro, con la condición de que respete su vida, y la zorra le aconseja que utilice una silla de montar de cuero en lugar de una de oro, pero vuelve a fallar. Finalmente, también es enviado tras la princesa del castillo dorado, donde la zorra le aconseja que no la deje despedirse de sus padres, pero nuevamente el protagonista desoye el consejo, por lo que el padre de la princesa le ordena que mueva una colina si desea conservar su vida.

La zorra la mueve por él, y al partir, revela al príncipe que por su ayuda debe hacer algo a cambio: debe matarle de un tiro y cortarle la cabeza y las patas a la zorra. Cuando el príncipe rechaza, le advierte que no compre carne del ahorcado, ni se siente al borde de ningún pozo.

El muchacho descubre que sus hermanos, que en el transcurso de sus aventuras han vivido libertinamente, van a ser ahorcados por sus actos, y compra su libertad para evitarlo. Descubren lo que ha hecho, y cuando finalmente se sienta al borde de un pozo, le empujan a él. Cogen sus cosas y raptan a la princesa, para llevarla ante su padre. Sin embargo, el pájaro, el caballo y la princesa echan de menos al príncipe. La zorra rescata al príncipe y cuando regresa al palacio de su padre ataviado con ropas de vagabundo, el pájaro, el caballo y la princesa le reconocen como el hombre que los ganó, y se alegran de nuevo. Sus hermanos son detenidos y ajusticiados, y el protagonista desposa a la princesa.

Finalmente, el tercer hijo corta la cabeza y las patas del zorro, tal y como la criatura le había solicitado. El zorro resulta ser un hombre, el hermano de la princesa.


JUSTIFICACIÓN DE LA ELECCIÓN

Desde mi punto de vista, la edad que considero adecuada para contar este texto folclórico es 5-6 años. A esta edad los niños sienten gran curiosidad por todo lo que les rodea y están aprendiendo contantemente vocabulario nuevo. El Pájaro de Oro tiene una secuencia narrativa clara, con una estructura de repetición muy recomendable para esta edad, donde el protagonista tiene que superar varias pruebas tras repetirse la misma secuencia (superar la prueba anterior, hablar con la zorra, desobedecer el consejo de la zorra…).

Además, a esta edad conocen las consecuencias de sus acciones, y este cuento habla también de la mala toma de decisiones.

También favorece la imaginación de los niños, pudiéndose imaginar como es la zorra, el castillo, o incluso cómo va a ser el final del cuento.


ASPECTOS MORFOLÓGICOS

Todas las circunstancias estructurales del cuento son reunidas por Propp en su esquema “morfológico”, que se basa en los papeles, las acciones y las funciones.

Los papeles

El héroe: el hijo menor del Rey.

El agresor: los dos hermanos mayores.

El auxiliar: la zorra, ya que ayuda al protagonista.

La princesa y su padre: la princesa del Castillo de Oro y su padre, el Rey.

El mandatario: el padre del protagonista, el rey del castillo donde se encontraba el pájaro de oro, el rey del palacio donde se encontraba el caballo de oro y el rey del Castillo de Oro.

Falso héroe: los dos hermanos mayores.


Acciones

El planteamiento sería el inicio cuando el pájaro roba la manzana y las acciones que ocurren después, es decir, la guardia de los hermanos para vigilar por la noche y la partida de los hermanos para buscar al pájaro de oro.

El nudo consta de todas las acciones que realiza el protagonista, conseguir el pájaro de oro, el caballo de oro y la princesa del Castillo de Oro, el encuentro con sus hermanos y que estos le tiraran al poco.

El desenlace feliz es cuando la zorra rescata al protagonista y vuelven al castillo, y cuando la zorra se convierte en humano.


Funciones

La primera función de este cuento es el alejamiento de los hermanos en busca del pájaro de oro, también el protagonista experimenta la prohibición de su padre, ya que no le ve lo suficientemente valiente como para desempeñar la misma tarea que sus hermanos.

La mediación, aceptación, partida y reacción del héroe las encontramos en el nudo.

Las funciones del desenlace son la victoria cuando el héroe supera las pruebas y consigue llegar al castillo para tener un final feliz, el regreso del protagonista a su castillo, la persecución ya que los hermanos tenían a guardianes en el bosque para matarle, el socorro cuando la zorra le rescata, la llegada de incógnito a su castillo, el fingimiento de los hermanos al atribuirse logros que no les corresponden, el reconocimiento, el desenmascaramiento de los falsos héroes, el castigo de los hermanos, y el matrimonio entre el príncipe y la princesa.


ASPECTOS SIMBÓLICOS

Los motivos principales de este cuento son:

- Los tesoros ocultos: el pájaro de oro, el caballo de oro y la princesa del Castillo de Oro.

- Viajes y búsqueda: lo que hace el protagonista para encontrar los tesoros.

- Fuga y persecución: los guardianes de los hermanos buscan al protagonista por el bosque mientras la zorra le ayuda a llegar al castillo.

- El hermano más pequeño: parece el más débil al ser el más joven, pero resulta ser el héroe.


Personajes:

- El héroe: es el príncipe, el menor de los hermanos, es ayudado por la zorra y desempeña la mayor parte de la acción.

- El enemigo: son los hermanos mayores del protagonista, que son envidiosos, egocéntricos y mentirosos.

- Animal mágico: la zorra es un animal personificado, aconseja a los hermanos, ayuda al héroe y es un humano transformado.


Arquetipos:

- Príncipe y princesa: es el héroe valiente y la princesa del Castillo de Oro que se terminan casando.


USO EN EL AULA

Al llevarlo al aula a pesar de ser un cuento un poco extenso creo que les podría interesar a los alumnos, ya que no es un texto folclórico muy conocido y durante la historia se imaginarán lo que puede pasar al final y querrán descubrirlo.

El cambio que realizaría para contarlo en el aula sería en el vocabulario, ya que hay palabras un poco complicadas que sustituiría por sinónimos como por ejemplo "doncel" o algunas expresiones y tiempos verbales que han cambiado como "avínose" o "contestáronle". Aunque es cierto que con el contexto de la historia podrían comprenderlas.

La narración del cuento la llevaría a cabo en una zona del aula tranquila donde los alumnos estuvieran cómodos. Les situaría en semicírculo para que todos me pudieran ver mientras cuento la historia, atrayendo su atención con gestos o cambiando en algunas partes el tono de voz.

Por último, tras leer la historia les realizaría unas cuestiones a los niños para ver que han entendido y cómo lo pueden relacionar con sus vivencias y con su realidad personal y social

- ¿Qué pasaría si vosotros hicierais guardia por la noche para vigilar el árbol?

- ¿Qué os parece lo que hizo el protagonista al cambiar la jaula del pájaro de oro?

- ¿Qué haríais si la zorra os dice que no debes dejar a la princesa despedirse de sus padres?

- ¿Qué os parece lo que hicieron los hermanos del protagonista al empujarle al pozo y atribuirse sus logros?

- ¿Hay un animal mágico en vuestra vida?

- ¿Hay alguien en vuestra vida que actúe como la zorra, aunque no tenga poderes?

- ¿Qué ideas, valores y aprendizajes podemos aprender de esta historia?


CONCLUSIÓN

Con este segundo bloque he podido entender lo que eran los textos folclóricos y leyéndome algunos para realizar este trabajo me he transportado a mi infancia, ya que muchos de ellos los conocía, aunque cambiaban algunos datos.

Me han parecido muy curiosos todos los aspectos que unen a los cuentos folclóricos porque leyendo las historias me he dado cuenta de que es cierto que todas tienen numerosos aspectos en común.

Respecto a la utilización en el aula, sin duda lo pondré en práctica en el futuro. Me parece que es muy buena idea para que los niños tengan interés y para captar su atención, además con las respuestas que den a las preguntas tras escuchar la historia podré aprender mucho.


BIBLIOGRAFÍA

Guía de trabajo Literatura infantil

Teoría Literatura infantil

https://www.educacion.navarra.es/documents/27590/51352/BLOQUE+II+ETAPAS+DESARROLLO+EVOLUTIVO+%283-6+A%C3%91OS%29.pdf/cfc0c0a1-4ac1-4737-b257-f50c60aebc68

Cuentos de Grimm. (s.f.). Obtenido de https://www.grimmstories.com/es/grimm_cuentos/el_pajaro_de_oro

(s.f.). Etapas del desarrollo evolutivo.

sorcerer, S. t. (13 de Septiembre de 2016). Eviltailors. Obtenido de https://www.eviltailors.com/blog/2016/09/13/funciones-de-propp-una-ayuda-esencial-para-el-larp/

4 comentarios:

  1. Buenas tardes Elena, me gustaría darte la enhorabuena por tu gran análisis y elección de este cuento folclórico.
    En primer lugar, quizás me hubiera gustado que añadieras una pequeña entrada de invitación a esta segunda entrada del blog como pequeña introducción general del tema que vas a tratar. Por otro lado, la búsqueda de información en relación a los cuantos folclóricos así como la importancia del uso que le ves en el aula está muy completa y detallada. En cuanto a la justificación del cuento, si que me hubiera gustado que se vieran reflejados algunos valores que te haya podido transmitir, y que consideres importantes a la hora de trasladárselo a los niños de 5 años, tales como, el valor de la obediencia, el sentimiento de gratitud, y la fuerza de voluntad, ya que a pesar de los obstáculos y las dificultades que el príncipe pasó para conseguir sus premios, con esfuerzo y perseverancia los logró.
    Por lo demás, tu análisis me ha parecido excelente, ¡enhorabuena!.

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    1. Blanca... creo que sigues confundiendo literatura y paraliteratura.

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  2. ¡Muchas gracias por tu comentario Blanca! Me alegro de que te haya gustado, sin duda tendré en cuenta tus consejos para mejorarlo.

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ARTÍCULO FINAL

                                                      En este artículo final haré un recorrido por las ideas claves de esta asignatura desde...